
Tengo una idea
Tu me llevarás a dar un paseo
Bajo los sicomoros.
Los oscuros árboles que se soplan, cariño
En los oscuros árboles que se soplan
Y yo te veré
Y tu me verás
Y te veré en las ramas que se mueven
En la brisa
Te veré en los árboles

Tengo una idea
Tu me llevarás a dar un paseo
Bajo los sicomoros.
Los oscuros árboles que se soplan, cariño
En los oscuros árboles que se soplan
Y yo te veré
Y tu me verás
Y te veré en las ramas que se mueven
En la brisa
Te veré en los árboles
Bien tarde en la noche se escuchó el eco de un ladrido por la ventana. Salió a la terraza descalza a ver que ocurría a pesar del frío de las tablas que hizo poner sus pies de color azul. El problema de las noches con luna llena es que tanta luz contamina el cielo; me refiero a que es como la neblina que no deja ver las estrellas.
Un pequeño perro jugaba en el patio. Bajó las escaleras cercadas de girasoles y como es común en muchos niños perros al principio se asustó, pero bastó solo un silbido para que se acercara un poco.
Fue cuando llegó su hermano y su niñera Norma, que es una señora de edad con cabello gris y voz dulce
Él se puso blanco porque le tiene miedo a los perros, incluso a los chicos.
-Susi, entra ahora mijita, que te vas a entumir y a resfriar – le dijo Norma
-Sí, sí – respondió ella como hipnotizada, sin darse vuelta – ya voy.
Pero pasó un largo rato antes de que lo hiciera.
Les dije a ellos que vendría a ver a mis tíos que viven en un pueblo cercano durante el fin de semana, pero que quería que fuese sorpresa y que no le enviaran cartas ni nada de eso.
El camino hasta aca fue bonito. No muchos cerros pero si prados irregulares llenos de nieve y algunos árboles sin hojas. Pasamos a través de un túnel muy largo que estaba escondido en la montaña.
Y ahora que vengo llegado en el tren veo que esa gente viene a recibir a los que vienen conmigo. También puede que no, pero lo importante es que todos están de pie en la nieve, muy abrigados esperando a alguien o incluso al tren y continuar hacia el este.
Me gusta esa cerca de madera que va paralela a las vías porque es vieja y enclenque, y más allá de esos árboles delgados hay una plaza grande llena de personas.
Son las seis de la tarde y quiero entrar a cualquier lugar para tomar un café, sentarme en alguna banca de esa plaza, intentar conocer a alguna niña e incluso tal vez, muy tal vez, ir a saludar a mis tíos.
Después de horas perdido en el bosque logró encontrar su casa. En realidad fue divertido perderse ahí dentro porque a pesar de querer salir no podía y en un lugar así eso importa tan poco que finalmente intentaba perderse a propósito, pero de todas formas nunca es bueno que pase eso en un bosque, ya saben lo que dicen.
Un poco de viento tibio roza su cara y cierra los ojos. Siempre le han gustado los cerros que hay en el fondo, y los árboles que rodean ese prado son mucho más altos de lo que parecen allá arriba, en serio.
María saca a su hijo a pasear por el campo. Las nubes juegan en la tarde revolviéndose, el azul del cielo es demasiado intenso. El niño llamado Esteban insiste en ir a jugar a las amapolas, y naturalmente su madre lo lleva.
- ¿Qué haces? – pregunta ella
- Hago un ramo para una niña que está en mi jardín. ¿Y tú?
-Yo toco el pasto largo, los dientes de león – dice acariciándolos.
- ¡Mamá, mamá, mira! Allá arriba viene una señora con una niña. Quizás puedo ir y regalarle un ramo a ella. ¿verdad?
-Claro que puedes.


"Asómate por tu ventana
Cabello dorado
Te escucho cantando
En el aire de medianoche
Mi libro esta cerrado
No seguiré leyendo más
Mirando el baile del fuego
En el suelo
He abandonado mi libro
He abandonado mi habitación
Por haberte escuchado cantando
A través de la penumbra
Cantando y cantando
Un aire alegre
Asómate por tu ventana


Hubo una noche nublada allá afuera, pero se abrió un circulo en la mitad del cielo y así, entre todas las nubes se veían estrellas.
Ellos aparecieron detrás de los árboles y aunque solo se veían sus siluetas pudimos distinguirlos corriendo por la noche. Saltando y corriendo en espirales y usando capas y sombreros de copas.
Nosotros avanzábamos por la carretera, ellos al lado por un prado bajo las montañas.
Pero cuando la luz se fue volviendo de color lila oscuro volvimos a la ciudad y ellos se quedaron atrás, despidiéndose, sonriendo.
Todos hechos de aire, trepando por enrredaderas gigantes hasta las nubes.
En invierno aquí las hojas se van por las corrientes que hace la lluvia, en invierno voy a conocerla.
En primavera alguien va a elevar un volantín que se va a cortar y perder,
en verano vi un cometa que se fue por los cerros con pinos, ¿qué habrá detrás de ellos?
En otoño obviamente se caen las hojas.
Pero mucho más al norte habían unos riscos con arbustos rojos, verdes y naranjos.
Y supimos que hace mucho tiempo, bueno, primero la lluvia, después el sol en un bosque lejano, queriendo volver a casa, sentados en una playa muy chica a la orilla del río.
Cuando los niños jugaban al son de música de cuna adentro de la casa, las letras bailaron sobre el papel que llego volando una día al huerto olvidado.
Bajando al pueblo por la noche, rojos son
los viejos sonidos del espacio en verano... que resultó ser alguien que no era,
Pero yo le prometí algo a ella en febrero que sigue siendo cierto, muy cierto.