
"It is happening again..... it is... happening again"
Me llamo I y voy volando en una avioneta roja. Es muy chica y no conozco a la persona que la va piloteando, pero eso no es tan importante ahora. Un poco arriba de nosotros hay unas nubes moradas ya que está atardeciendo, al final en el horizonte se ve el cielo naranjo. Vamos volando sobre un bosque oscuro entre cerros y pareciera que la laguna allá abajo y la las luces de tres casas que parpadean entre los árboles están durmiendo.
Es divertido ver como todo eso va quedando atrás.
- Cruce las nubes, señor piloto – le dije, no lo había visto antes, llevaba un casco y gafas de piloto, y sin que se moviera ninguna facción de su cara empezamos a ascender.
Cruzando las nubes, siempre arriba hay un cielo estrellado.
En ese minuto comenzamos a serpentear hacia la izquierda y la derecha, subiendo un poco y luego bajando, tanto así que las alas del avión quedaban verticales, pero lentamente.
Doblábamos y doblábamos y doblábamos y seguíamos doblando y doblando y doblando y doblando y doblando.
Aquí arriba la tierra se ve súper redonda, y nosotros sopladamente arriba de las nubes, incluso se parece al espacio.
Ahora intentare dormir, el viaje es muy largo.
Pero de pronto todo vibra y un sonido tan fuerte como el viento que sopla suena y dejo de escuchar el sonido el avión. Una llama de fuego sale desde el motor bailando, como alegremente y acaricia el vidrio de enfrente.
Mientras vamos cayendo veo que el piloto me dice algo, pero no puedo escuchar nada, bueno nada más que un silbido agudo que me hace doler la cabeza.
Y cuando atravesamos las nubes mientras caíamos saltamos con nuestro paracaídas y bajamos durante horas.
Dijeron que estaba enamorado de Marisol, la menor (la más bonita) de las dos hermanas que vivían cerca de ahí, un poco más al oeste y que a veces se veían en las vías caminando, él le regalaba ramos de margaritas.
Siempre que pasaba el tren de carga a las 12 por fuera de su casa, ya fuera de día o de noche, en dirección al sur, yo me acercaba a las vías para tal vez poder verlo, pero nunca pasó.
Su vida fue un poco olvidada, bueno, siempre es así con la gente que vive en esos lugares, y finalmente terminan solo siendo historias.
Pero una vez dentro de él hubieron sentimientos. Su vida fue haciéndose de muchas partes de momentos que ahora nadie conoce, que se esparcieron por los campos como un diente de león con el viento: él cabalgó a lo largo de la carretera para llegar a este lugar cuando era niño. Y una vez sentado en el pasto largo del campo, observando las nubes mientras pasaba un pequeño río cerca de él se sintió inmensamente feliz.
También pensó que los bosques eran alucinantes.
Y cuando Marisol tuvo que irse pasaron muchos días en los cuales salía a pasear muy triste.
Le decían Kiko y nunca fue más que un recuerdo, porque nunca supimos si estaba allí todavía. De hecho, nunca supimos realmente si aún estaba vivo.
Mientras muchas cosas se caen
sobre mi cabeza
Tu estás feliz bajo los cúmulos
Porque un sentimiento desolado que
Da vueltas y vueltas
se mueve hacia el futuro...
No me verás por un tiempo
¿pero vas a preguntar por mi?
Cualquiera que venga
desde muy lejos
podría romperse e irse,
Y algunas cosas
Que no parecen tan reales
Pero que si lo son, de verdad lo son,
Como ecos de ideas que dan
Vueltas y vueltas.
Sin miedos esta vez
Para siempre
Aunque eso nunca volverá.